CRUCIFICADOS CON CRISTO

TEXTO : Gálatas 2:2  y 21

TEXTO DE MEMORIA: San Juan3:16
 

"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí".

Este versículo 20 declara un hecho que es real en cada creyente. No es que nosotros debamos buscar el ser crucificados con Cristo.

Muchos hablan hoy de vivir una vida "crucificada". Eso no era lo que Pablo estaba diciendo en este pasaje. No debemos procurar ser crucificados con Cristo. Porque ya hemos sido crucificados con Él. El principio de la vida cristiana no se basa en la Ley que nos ha matado por habernos encontrado culpables. Como creyentes, tenemos que vivir por la fe. ¿Y fe en qué? Fe en el Hijo de Dios. Es que, estimado oyente, la muerte de Cristo en la cruz no fue sólo penal (es decir, el pago de una pena por nuestros pecados), sino que fue también sustitutiva. Jesucristo no fue sólo el sacrificio por el pecado; también fue el sustituto de todos los que creen en Él.



Pablo declaró, por lo tanto, que bajo la Ley fue procesado, hallado culpable, condenado, y en la persona de su Sustituto, fue muerto. ¿Cuándo tuvo lugar esa muerte? Cuando Cristo fue crucificado. En ese sentido, Pablo fue crucificado con Cristo. Pero aun así, él vivía. ¿Y cómo? Unido a Cristo. Cristo está sentado hoy a la derecha de Dios. Y a nosotros se nos ha dicho que hemos sido unidos a Cristo. Y usted no puede mejorar esa posición. Esta idea debiera liberarnos de la noción absurda de que podemos crucificarnos a nosotros mismos.

Hemos conocido a personas que nos manifestaron que estaban esforzándose por vivir una vida cristiana que se caracterizara por una identificación con la crucifixión de Cristo. Es decir que estaban intentando vivir una vida "crucificada". Y algunos se han sorprendido cuando les hemos dicho que tarde o temprano comprobarían que, por su propio esfuerzo, no podrían lograr vivir esa clase de vida.

Hay una consideración significativa en cuando a la crucifixión. Una persona puede suicidarse de diferentes maneras: puede ahorcarse, dispararse un tiro, ingerir un veneno o arrojarse al vacío desde cierta altura. Así que, aunque haya diversas maneras de quitarse la vida, nadie puede crucificarse a sí mismo. Cuando alguien se clavara una mano a la cruz ¿quién le clavaría la otra mano a la cruz? Nadie podría hacerlo por sí mismo. Por ello hay que entender lo que Pablo quiso decir cuando expresó lo siguiente: "Estoy crucificado con Cristo". Pablo fue crucificado con Cristo cuando Cristo murió. Cristo murió una muerte sustitutiva. Murió por Pablo. Murió por usted y por mí.

Hemos sido resucitados con Él para que llevemos una vida nueva, y ahora estamos unidos al Cristo vivo. Pablo dijo que ya no le conocemos desde un punto de vista humano. Él ya no es el hombre de Galilea, que caminaba alrededor del mar de Galilea. Él no está allí hoy. Está a la derecha de Dios. Es el Cristo glorificado.

Pablo estaba diciendo que estaba crucificado con Cristo, pero aun así vivía. Hemos dicho anteriormente que la Ley nos ejecutó; no podía darnos vida. ¿Quién nos ha dado vida? ¿Cómo vivimos? El versículo 20 nos da la respuesta del apóstol Pablo, diciendo: "ya no vivo yo, más vive Cristo en mí". Estimado oyente esto es lo importante. Jesús murió por mí aquí en la tierra, para que yo pueda vivir allí arriba, y para que Él pueda vivir en mí aquí en la tierra. Y añadió Pablo: "y lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios". ¿Qué clase de vida es ésta? Es una vida de fe. Se es salvo por la fe, se vive por la fe, se anda en este mundo por fe. Esto es lo que significa "andar en el Espíritu" o "vivir por el Espíritu".

Y continúa diciendo este versículo 20: "vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Cristo me amó, pero simplemente por su amor no me podía introducir en el cielo. Se tuvo que entregar por mí. Por ello el regalo de Dios es la vida eterna por medio de Cristo Jesús. Y usted puede recibir ese don, ese regalo, únicamente por la fe. En realidad, esto se aplica a cualquier regalo. Usted tiene que creer que el que le ofrece el regalo es sincero. Tiene que creer que él está diciendo la verdad cuando se lo ofrece y le dice "tómalo, es tuyo". Usted tiene que extender su mano por la fe y apropiarse de ese regalo, antes de que pueda ser suyo. De la misma manera, Dios le ofrece a usted el don de la vida eterna por medio de Cristo Jesús.

El contenido de este versículo me lleva a creer que Pablo estuvo presente en la crucifixión de Cristo. Pablo era un fariseo, y ellos fueron los que dirigieron la crucifixión. Pablo, además, fue luego el líder de la persecución contra la iglesia. Y también era alguien que odiaba a Cristo. Probablemente estaba asistiendo a la escuela de Gamaliel en Jerusalén en los días de la crucifixión. No puedo creer que este joven tan devoto de su religión se hubiera quedado en casa el día en que Jesús fue crucificado. El relato Bíblico nos dice que los fariseos ridiculizaron a Jesús. Llegaron a decirle que descendiese de la cruz. Después, se sentaron y le observaron mientras moría. Uno no puede descender a un nivel más bajo que ese. Por todo ello, creo que Pablo estuvo presente allí en aquel día.

Ahora, después que Pablo conoció al Cristo que murió, fue resucitado y glorificado, y está a la derecha de Dios, Pablo pudo recordar aquel día y decir: "Mientras yo estaba allí poniéndolo en ridículo, expresando a gritos mi odio por Él. Jesús me amó y se entregó a sí mismo por mi". Se entregó, es decir, que dio su vida por mí, y ése fue el sacrificio supremo. Recordemos que Pablo se llamó a sí mismo el principal de los pecadores, lo cual no pretendió ser una exageración ni un gesto de oratoria. Fue un hecho, una realidad. Pablo fue el principal de los pecadores.

No se puede pisotear la sangre preciosa de Cristo ignorándole, apartándose de Él, o poniéndose en Su contra, como hizo Pablo. Recordemos la escena de la cruz, en la que Jesús oro diciendo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Aunque usted le deteste, o le desprecie, Él estaba allí amándole y dando su vida por usted. 

versículo 21 de Gálatas 2:

"No desecho la gracia de Dios, pues si por la Ley viniera la justicia, entonces en vano murió Cristo".

La idea principal en este versículo es sencillamente que si hubiera habido otra forma de salvar a los pecadores, entonces Dios habría utilizado ese método. Si hubiera podido haber alguna ley o una religión que pudiera salvar a los pecadores, Dios la habría provisto. La única manera en que un Dios infinito pudo salvarle a usted y a mí fue enviando a Su Hijo a morir. Y Él estuvo dispuesto a hacer el sacrificio supremo.

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